Un tema de alta frecuencia en las consultas sexológicas, es referente a los orgasmos femeninos. La verdad al respecto, es que conforme se busca en revistas científicas (las fuentes más deseables), las revistas no científicas, páginas web confiables, otras no confiables, etcétera, podemos irnos dando cuenta de la enorme diversidad de posibles respuestas que brindan respecto a la cantidad de mujeres que sí experimentan orgasmos versus las que no logran alcanzar su orgasmo satisfactoriamente, o del todo no lo alcanzan.

Las cifras varían sustancialmente según las fuentes, por ejemplo la Universidad de Kansas publicó que al preguntársele a las mujeres sobre la experiencia del orgasmo vaginal mediante penetración, el 27,7% dijo nunca; y a través de estimulación propia, el 30,3% dijo nunca. A la misma muestra se le preguntó sobre el orgasmo por el clítoris, a través de penetración el 25,7% dijo a veces y por estimulación propia, el 63,7% dijo siempre.

Otro estudio menos confiable por la fuente (Cosmopolitan) reflejó que, ante una muestra de 2000 mujeres:
"57% de las encuestadas dijo alcanzar el orgasmo cada vez que tenía relaciones sexuales con su pareja.
38% dijeron no alcanzar el orgasmo por falta de estimulación del clítoris.
32% lo atribuyeron a estar concentradas en sus propios pensamientos o en su apariencia física. 
67% de las encuestadas aceptaron haber fingido alguna vez un orgasmo. 
42% lo hicieron porque no querían lastimar los sentimientos de su pareja y porque sabían que no alcanzarían el orgasmo y querían terminar con el encuentro lo más pronto posible. 
39% logran la mayoría de sus orgasmos masturbándose con la mano o con un juguete."

Como dije, las estadísticas son muchas y van variando según sean las fuentes.

Pero pasando al ámbito de las realidades, ya que las estadísticas pueden no ayudar mucho, veamos algunas realidades reportadas por las expertas en el tema:   las mujeres.

Hellen Singer Kaplan, experta en sexología, describe la fase orgásmica en la mujer como  "una fase  donde ocurren contracciones involuntarias de la musculatura pélvica que se acompañan de sensaciones intensas en diversas partes del cuerpo. La mujer experimenta una serie de contracciones en la parte más externa de la vagina y tiene sensaciones placenteras."

Al tener en cuenta estudios modernos de anatomía, es entendible el por qué un orgasmo clitórido es tan placentero para la mujer, dado que el cítoris tiene cerca de 8000 terminales nerviosas. El orgasmo por penetraciión, aunque es posible, es un poco más dificil de alcanzar, dado que solamente el primer tercio de la vagina tiene inervaciones, y es por ello que la penetración profunda y frenética, no siempre es placentera para las mujeres.

Volviendo a las expertas, revisando un blog donde las mujeres describían sus sensaciones, una colaboradora escribe lo siguiente :

“Cuando estoy sola y uso mi vibrador preferido es como si pasase un relámpago por mi columna vertebral y en mi estómago; cuando simplemente me froto durante horas, es como si todos mis músculos se calentasen a la vez; y cuando estoy con mi pareja siento el orgasmo dentro de mí, más profundo y es como si se concentrase debajo de mi cuerpo”.

Otra describe que:  “Siento como si en el interior de mi vagina estuviese revoloteando sus alas. Igual que si tuviese dentro una jodida mariposa”.

Las descripciones al igual que las estadísticas, van a variar muchísimo.

Entonces, sobre el orgasmo femenino sí sabemos que los factores psicológicos asociados son muy influyentes en la capacidad de experimentarlos, y que elementos como la culpa, la moralidad y los pensamientos que tenga sobre sí misma y su cuerpo van a  aumentar o inhibir la capacidad orgásmica.

Los niveles de excitación son propios y particulares, y encima de todo, son flutuantes, dependiendo de la hora, lugar, día, pareja, situación, el amante, autoestima, autoconcepto, emociones previas, emociones posteriores, trato interpersonal...  por lo que resulta absolutamente imposible hacer una descripción  fiable y estable, incluso en una misma persona. ¿Complejo no?.

Lo que sí resulta muy importante, es la capacidad de autoestimulación en la mujer, pues el autoconocimiento no solo brinda la oportunidad de experimentar "a solas", sino que también permite que ella pueda guiar a la pareja en cómo estimularla apropiadamente, a su gusto y "a su medida". 









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Para muchas personas en la sociedad, el tener pareja pasa a ser un estado en el que "se debe priorizar a la pareja por encima de las otras áreas de la vida". Por lo menos ésa es la idea que muchas personas sostienen, pero que sea una idea de muchos, no quiere decir que sea la más apropiada.

Revisando recientemente el libro de Sexoterapia Integral, de Juan Luis Alvarez-Gayou, repasaba el concepto de los "Tres Mundos" de los que una pareja debe hechar mano para poder existir de una manera más saludable.

La posición del autor es que cada pareja tiene tres distintas dimensiones de existencia a las que denomina "mundos" e implican: "tu mundo", "mi mundo", y "nuestro mundo". La idea  fundamental es que cada relación de pareja es constituída por dos individualidades, mismas que deben de seguir existiendo a lo largo del desarrollo de una relación con otra persona.

Una persona, no por tener pareja, debe de excluir de su vida a sus amigos y dejar de verlos, o a su familia, todo lo contrario, debe permanecer en contacto con todas las personas significativas, por el bien de la pareja. 

También deben sostenerse los tiempos individuales, y las salidas recreativas sin la otra parte de la pareja, ya que ello permite que los gustos personales se mantengan. No hay que perder de vista que las individualidades fueron casualmente, lo que se encontró atractivo entre ambas personas, es por ello que no tiene sentido cercenar la existencia de las mismas, precisamente para poder fortalecer el vínculo de atracción y amor dentro de la pareja.

Cuando las personas caen en el error de limitar a su pareja, solicitándole que no vea a una amistad, que no salga a cierto lugar, que no visite a la familia, y demás acciones por el estilo, es cuando los mundos de la pareja comienzan a desequilibrarse y se anticipa fácilmente que habrá problemas a futuro.

Algo en lo que las personas deben enfocarse en aprender, es a balancear apropiadamente las individualidades y la pareja, precisamente para poder lograr relaciones mas estables y duraderas en el tiempo.







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Un tema que en décadas recientes ha levantado muchas discusiones es el tema de las identidades sexuales, su origen, naturalidad, "normalidad", relación con la moral, acepción social, etc. Dentro de dicha gama de identidades sexuales se encuentra la bisexualidad.

Una de las primeras cosas que llama la atención al respecto, es que en la modernidad se trata como si fuere un tema moderno, y producto de la época e ideologías contemporáneas; cuando en realidad, basta con remontarse a la historia, y encontraremos que a lo largo de los tiempos y de todo el desarrollo de las sociedades, las personas bisexuales siempre han estado ahí. Lo que ha variado no es la existencia de los mismos, es la forma en que las sociedades les perciben.

Cuando uno revisa histórica y sociológicamente las prácticas comunes de civilizaciones antiguas, pues encontramos que los antiguos griegos consideraban no solo normal, sino apropiado que un adolescente varón fuera amante de un hombre mayor, y preferiblemente considerado sabio, pues se creía que en el semen se podía transmitir la sabiduría.

En la antigua Roma, en las práctias de orgías que eran frecuentes, la sexualidad se tenía con diversas personas, no importaba su sexo, sino mas bien si era atractivo/a para la quien le deseaba.

En contraparte existen culturas donde la atracción por el propio sexo es no solo indeseada, sino también que es penalizada, e incluso hoy día castigada con pena de muerte si es demostrada.

Como se ve, lo que ha cambiado es la percepción social, no la existencia de la bisexualidad.

La bisexualidad se entiende como la atracción que experimenta una persona por ambos sexos por igual, y ello incluye la posibilidad de establecer relaciones amorosas, sexuales y afectivas, con otra persona, indistintamente de su sexo biológico. Ello implica sentir el mismo nivel de atracción tanto por hombres como por mujeres.

 Al respecto, la comunidad científica se ha encontrado divida sobre los orígenes de la bisexualidad, en cuanto a si se nace con ella, o se adquiere, y simplemente diré la respecto que no hay estudios concluyentes hacia ninguno de los dos lados. Pero ello es irrelevante para los fines de éste articulo; el punto es que la persona bisexual ES bisexual, o sea que indistintamente del origen de la misma, en el momento presente de su vida, siente como ser humano, un nivel de atracción idéntico por ambos sexos.

En una sociedad moderna, que ha definido la heterosexualidad como norma, muchas personas bisexuales, se han sentido en la obligación de tener que definirse hacia alguno de "ambos bandos" el homo o el heterosexual. Ello genera ansiedad, temores, expectativas catastróficas en algunas ocasiones; ante el juicio social al que se van a exponer. Y entenderse a sí mismos muchas veces se vuelve una tarea ardua, dado que tienen que luchar internamente con muchas reglas sociales que ya han sido interiorizadas.

Alfred Kinsey, pionero de los estudios formales de sexología, desarrolló una escala (conocida como Escala Kinsey) en la que estableció las identidades sexuales como un continuo y no como dos opciones. En cada extremo puso una orientación sexual extrema, la heterosexualidad de un lado y la homosexualidad al otro, y en el centro de las mismas a la Bisexualidad.

La idea de dicho autor, basado en amplias investigaciones, es que la identidad sexual tiene diferentes matices y no solo dos o tres como socialmente se cree. Es decir que se puede ser heterosexual y sentir atracción por alguien del propio sexo de forma ocasional, y viceversa, ser homosexual y sentir atracción por alguien del sexo opuesto de forma ocasional.

Como en el centro del contínuo se encuentra la bisexualidad, el autor la definió como el comportamiento o conducta de atracción por el sexo masculino en 5 de cada 10 ocasiones y por el sexo femenino en 5 de cada 10 ocasiones. Como diría Aristóteles "el justo medio".

No debe entenderse nunca, que son personas que no se han definido, que están indecisas, que no saben lo que quieren, y demás prejuicios sociales que existen alrededor de ellos/as. Por el contrario, la bisexualidad es una identidad sexual claramente definida.

Entonces, para quienes sienten que sus gustos heterosexuales de pronto están "cambiando", no es de preocuparse ni de sentirse obligados a mantener la heterosexualidad como norma, es posible que dentro de la gran variedad de identidades sexuales se encuentren identíficandose con una que no es la extrema, y una posiblidad de tantas que existen es la bisexualidad.













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En una sociedad moderna, donde las personas están bombardeadas por nociones de amor "hollywoodense", con tramas de amor llenas de finales felices, en donde cuando se trata de "perder a alguien en 10 días", o de ser "amigos con beneficios", y se tiene una "locura de amor en las vegas" o una "novia por contrato", y aún así todo sale bien; la verdad es que bien vale la pena preguntarse si en la actualidad hay una verdadera noción de lo que son las señales para detectar el amor.

 En este breve blog no, y repito no voy a dar o explicar señales del amor, mas bien voy a explicar cuáles son las señales equivocadas que la sociedad nos ha dado de lo que es amor.

Cuando cualquier persona pone en su buscador de internet la simple frase de "señales de amor" (hagan la prueba y verán) aparecen un sinnúmero de respuestas de las cuales, cada una deja más que pensar y desear en comparación con la anterior.

Muchas de las "señales" tienen que ver con las "mariposas en el estómago", que pierdes el aliento, sientes que el mundo se mueve bajo tus pies, no sabes que decir, el corazón se sale de tu pecho, te tiemblan las manos, te tiemblan los pies, te ruborizas, piensas en la persona constantemente, etc.

Primero que todo, éste grupo de señales en su enorme mayoría son señales físicas, y corresponden a lo que se llama una "activación del sistema nervioso simpático", es decir, esta lista lo que muestran son las manifestaciones fisiológicas de la excitación sexual.

Y segundo, si uno analiza las señales supracitadas, también corresponden fisiológicamente a la indigestión, el ataque de pánico, una simple arritmia, el miedo, la ansiedad, una fobia, la gastritis...   por citar algunos ejemplos.

En la sociedad actual, se ha vendido la idea errónea de que la excitación es amor, y por tanto no es extraño cuando las parejas que tienen mucho tiempo de estar juntas se quejan y dicen "ya no es como antes...", lo cual es muy esperable, ya que al inicio eran los besos apasionadamente eternos, las caricias que derretían el cuerpo y que estremecían todo el ser. Eran los primeros meses, y eran los que estaban dominados por la excitación sexual, no por el amor.

Todavía, incluso, no falta la pareja que pregunta "¿por qué no puedes ser como al principio?...", y la respuesta es simple, a parte de que el principio ya pasó... pues al inicio existió un cortejo y galanteo que tenía por finalidad conquistar sexualmente a la otra persona, por lo que volvimos a la excitación nuevamente, y otra vez se cae en que no era el tiempo del amor.

Es importante aclarar acá, que no es una posición férrea de desaprobación al disfrute de la excitación, no es eso, es simplemente la aclaración de que las señales anteriormente citadas no son señales de amor, y que la idea social actual no es correcta en cuanto a ellas.

La excitación es un período agradable, que debe ser disfrutado como tal, es sumamente placentero y no hay por qué privarse de ella. Pero así como se le disfruta esta etapa de atracción, también es de entenderse que es necesario que la misma ceda para ir dando paso al enamoramiento y luego al amor, las cuales tienen otras características que posteriormente aboraremos en otro blog.






 
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A través del tiempo, ya sea en medios de comunicación, radiales, escritos o televisivos, o bien en el consultorio psicológico o sexológico, uno se encuentra con una pregunta recurrente: "¿cómo hablar de sexo con mi pareja?".



Aunque suene un poco extraño, o risible, o bien inesperado, ya que la pregunta esperada es ¿cómo hablar de sexo con mi hijo?, muchas personas enfrentan el problema de que no logran establecer una comunicación asertiva, eficaz y eficiente para abordar temas sexuales en pareja.



Ello puede ocurrir por múltiples razones que van desde una educación religiosa muy impositiva y fuerte sobre la persona que le hace sentirse mal consigo misma si se expresa; o una educación sexual que no incluyó la libertad de expresarse y por tanto no hay confort al hacerlo; distanciamiento afectivo entre la pareja que ha lesionado la comunicación; o tal vez nunca se ha "roto el hielo" en el tema de hablarse y existe una barrera intangible; o de pronto la simple idea social de que es un tabú...    en fin hay demasiadas causas probables.



El caso es que para hablar del tema con la pareja, como todo en la vida, se necesita de cierta gracia, arte, ciencia, estrategias, tips o como se les quiera llamar:



  • Primero que todo busque un momento propicio, es decir hágalo en un momento relajado, sin estrés ni tensión de por medio, y por nada del mundo se le ocurra hacerlo en medio de una discusión.  El tema para ser bien recibido debe ser en el momento apropiado, en el que ambos estén en calma y dispuestos a la escucha asertiva.



  • Abórdelo como una pregunta curiosa y casual, que nace de una inocente casualidad, por ejemplo "leí en una revista que hay personas que gustan de... ¿ a vos te gusta?", modulando el tono de la voz para que sea tan relajado como sea posible. Hay que recordar que es una pregunta casual, no un interrogatorio frente a un polígrafo...



  • Cuando vaya a abordar un tema no trate de imponer sus expectativas, tenga en cuenta también que la otra persona puede no pensar igual que usted, y que también es válido. No se desespere, ni pierda la calma, y no trate de convencer, esta actitud hace que la otra persona se ponga a la defensiva y se pierde el ambiente de escucha asertiva.



  • Procure que  -en caso de que la conversación se dirija hacia una propuesta- la tónica sea de una invitación a jugar, como si se estuviera compartiendo con un cómplice una travesura. Esto generalmente deriva en una actitud favorable hacia la proposición. Las exigencias, demandas, y reproches más bien logran como resultado la indisposición.



  • La sexualidad es un área vulnerable y sensible en las personas, aunque muchas quieran mostrar lo contrario. Tome en cuenta que al hablar de ella no sólo usted está abriendo sus sentimientos y expectativas, la otra persona también existe y tiene también sentimientos y expectativas… hay que tener la gentileza de cuidar esas emociones, porque es básicamente lo mismo que se esperaría que hicieran por uno.



  • Finalmente, hablar de sexo implica darle una connotación positiva. Algo que se puede aprender de la cultura BDSM es que el utilizar palabras negativas frente al sexo lo carga de una idea y prejuicio que provoca desagrado. La connotación positiva implica referirnos en palabras afirmativas a cualquier situación sexual, incluyendo a las que quisiéramos decir “no”. Por ejemplo “pues entiendo que hay personas que les agrada, pero yo prefiero mucho más…”, o “me resulta mucho más excitante esta otra idea…”. Aclaro acá que no implica estar de acuerdo con todo lo que se le proponga, es tratar de discentir sin cargar negativamente la esfera sexual.



Obviamente estos no son todos los consejos útiles para abordar el tema con la pareja, pero pueden servir como un inicio adecuado para propiciar un acercamiento.








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En muchísimas ocasiones, cuando uno entrevista, o simplemente conversa con alguna otra persona, siempre tiran en el tapete el tema de los "afrodisíacos" y si es verdad que sirven, cuál será el mejor, cuál hace efecto mas rápido, etc.

La verdad es que, aunque no se puede negar que el sistema límbico sigue asociado al rinencéfalo, que es el encargado de que exista afinidad a partir de ciertos olores, el mejor afrodisíaco no es ninguna sustancia química de consumo que se adquiera en un supermercado, farmacia o tienda naturista...   se llama afinidad.

 La afinidad es esa característica que hace que sintamos que estando al lado de la otra persona (sea pareja estable o no), existe esa química en la forma de relacionarnos que hace que pensemos que tenemos un buen "complice" de nuestras travesuras.

Ser afín no implica tener los mismos gustos en todo, eso es erróneo, no es necesario que nos gusten las mismas películas, música o actividades; ser afín quiere decir que por lo menos la actitud y la voluntad por compartir existen, y de ahí que se desarrolle una camaradería y solidaridad entre las personas con quienes existe dicha afinidad.

La idea de que la pareja sea con quien se desarrolla complicidad no es nueva, en realidad muchísimos escritos antiguos, incluyendo el Jardín Perfumado, el Ananga Ranga y el Kama Sutra contienen ésas ideas explícitamente descritas. la idea fundamental de la afinidad es que las personas involucradas sientan el impulso por buscar a la otra persona. Cuando ésto se traslada al ámbito de la sexualidad, lo que encontramos es ése deseo por experimentar cosas nuevas y variadas, y que inevitablemente involucra a la persona con quien se vive la sexualidad.

El sentir complicidad y afinidad, vuelve la sexualidad satisfactoria, e incrementa la probabilidad de la exclusividad sexual en el caso de parejas estables. También aumenta el deseo sexual y por tanto la satisfacción.





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En el ciclo de respuesta sexual masculino, una vez que se ha alcanzado el orgasmo, se entra en una fase que se llama "Resolución" si eres seguidor de Masters & Johnson y Hellen Singer Kaplan; pero a mi parecer, siendo que me agrada más la teoría de Juan Luis Álvarez-Gayou, es más preciso el concepto de "Período Refractario" o "Fase Refractaria".

Esta fase, como se dijo, ocurre inmediatamente después de alcanzado el orgasmo en el varón, y con ella devienen una serie de cambios fisiológicos que en seguida se detallan:

- Rápida pérdida de la mayor parte de la erección del pene, con un lento regreso al tamaño normal.
- Los testículos vuelven a su posición habitual y recobran su tamaño normal.
- El escroto se afloja.
- Tiene lugar el período refractario, durante el cual no es posible otra eyaculación (la duración del período refractario es muy variable; generalmente es más corto en el hombre joven y aumenta su duración con la edad).
- Pérdida de la erección en los pezones.
- Rápida desaparición del rubor sexual.
- La tensión neuromuscular puede continuar, con temblores o contracciones involuntarias de grupos de músculos aislados.
- El ritmo cardíaco, la presión sanguínea y el ritmo respiratorio vuelven a los niveles previos a la excitación.
- Hay una sensación general de relajación.
- La agudeza visual y auditiva vuelven a los niveles normales. - See more at: http://sexoysalud.consumer.es/fases-de-la-respuesta-sexual#sthash.TJo9dRRW.dpuf
  • Rápida pérdida de la erección del pene, con un regreso al tamaño normal, previo a la erección.
  • Los testículos vuelven a su posición habitual y recobran su tamaño normal.
  • El escroto se afloja.
  • Pérdida de la erección en los pezones.
  • Rápida desaparición del rubor sexual.
  • La tensión neuromuscular puede continuar, con temblores o contracciones involuntarias de grupos de músculos aislados.
  • El ritmo cardíaco, la presión sanguínea y el ritmo respiratorio vuelven a los niveles previos a la excitación.
  • Hay una sensación general de relajación.
  • La agudeza visual y auditiva vuelven a los niveles normales. 


Durante el período refractario, para el varón no es posible otra eyaculación, y su duración (del período) es muy variable; generalmente es más corto en el hombre joven y aumenta su duración en tiempo con la edad.

Una vez que el período o fase refractaria a cesado, entonces el hombre vuelve nuevamente a estar expuesto a la estimulación sexual efectiva y por ende al deseo y su consecuente reacción de excitación, quedando dispuesto para una nueva actividad sexual. 

Y en esta fase ocurre lo que muchas personas habrán notado: al hombre le suele dar sueño...
Para que haya paz en el mundo he acá las razones: en un estudio publicado en la revista neurológica "Neuroscience and Biobehavioral Reviews", el cerebro masculino está programado para desactivar cualquier sensación de deseo después de la relación sexual, lo que aúnado a la secreción masiva de tres sustancias químicas, la oxitocina, endorfinas y la serotonina, que inducen un profundo sueño.

De igual forma, se puede emplear el  período refractario como un momento de abrazos, arrumacos y demás demostraciones de afecto, lo que propicia la aparición, pasado un lapso de tiempo, del deseo nuevamente.






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En tiempos no tan lejanos, cuando se hablaba sobre factores que incitaban el deseo sexual en las personas, nos encontrábamos con que, producto de la visión médica de antaño (hoy día no necesariamente es así), que estaba concentrada en el órgano - funcionalismo, se consideraba que el deseo sexual de una persona era correcto o apropiado siempre cuando tuviese una reacción física de excitación.

Gracias a los avaneces que históricamente se han ido produciendo en la ciencia de la sexología, como los planteados por Masters & Johnson, Hellen Kaplan, y John Money entre otros, se fue logrando dilucidar que el deseo sexual es una fase independiente de la reacción de excitación, relacionadas sí, pero que deben ser concebidas de forma separada.

A éste respecto, el sexólogo y psiquiatra mexicano Juan Luis Álvarez-Gayou, hace una de las incursiones más acertadas, cuando propone el tema de los "Estímulos Sexuales Efectivos" (ESE), los cuales, según su propuesta, son todas aquellas estimulaciones que activan de forma eficaz y eficiente el deseo sexual de la persona.

Según esta propuesta, éstos estímulos se encuentran previos al deseo, y el deseo previo a la excitación, lo que reformula la manera en que se piensa en el ciclo de la respuesta sexual.

Estos estímulos son de diversas índoles: 

táctiles: aquellas texturas que nos gusta sentir en nuestra piel,
auditivos: aquellos sonidos que nos gusta escuchar,
gustativos: aquellos sabores que nos agradan al paladar, 
visuales: aquellas imágenes que nos gusta observar, 
olfativos: aquellos olores que agradan a nuestro olfato, y 
fantaseosos: aquellas situaciones, contextos, lugares, actividades o personas con las que nos gusta fantasear.

Todos los estímulos sexuales efectivos, son producto de nuestras experiencias y de nuestros aprendizajes, tienen relación directa con nuestras vivencias (incluso los fantaseosos que no necesariamente se han llevado a la práctica) pues provienen de nuestra socialización tanto en el plano sexual explícito, como en la conversación cotidiana con amistades, o la lectura de un material educativo e ilustrativo.

La idea básica de los ESE es que sean pequeñas estimulaciones que enciendan el deseo en una persona, tal y como puede ser el olor a un incienzo, o un quemador de aromas; el olor a la piel húmeda de la otra persona; el sabor de la boca o alguna parte del cuerpo de alguien; la textura de la barba de tres días, o el mentón bien afeitado; la fantasía de hacer el amor al aire libre, etc.

Todos los estímulos sexuales efectivos, son particulares de cada quién, en una gama de variedad y cantidad tan amplios que se convierten en huellas digitales, característicos de cada persona. La gracia es darse el permiso a sí mismo de explorarse y conocerlos.








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Articulos elaborados por Galo Guerra, Psicólogo y Sexólogo. Con la tecnología de Blogger.