Estímulos Sexuales Efectivos

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En tiempos no tan lejanos, cuando se hablaba sobre factores que incitaban el deseo sexual en las personas, nos encontrábamos con que, producto de la visión médica de antaño (hoy día no necesariamente es así), que estaba concentrada en el órgano - funcionalismo, se consideraba que el deseo sexual de una persona era correcto o apropiado siempre cuando tuviese una reacción física de excitación.

Gracias a los avaneces que históricamente se han ido produciendo en la ciencia de la sexología, como los planteados por Masters & Johnson, Hellen Kaplan, y John Money entre otros, se fue logrando dilucidar que el deseo sexual es una fase independiente de la reacción de excitación, relacionadas sí, pero que deben ser concebidas de forma separada.

A éste respecto, el sexólogo y psiquiatra mexicano Juan Luis Álvarez-Gayou, hace una de las incursiones más acertadas, cuando propone el tema de los "Estímulos Sexuales Efectivos" (ESE), los cuales, según su propuesta, son todas aquellas estimulaciones que activan de forma eficaz y eficiente el deseo sexual de la persona.

Según esta propuesta, éstos estímulos se encuentran previos al deseo, y el deseo previo a la excitación, lo que reformula la manera en que se piensa en el ciclo de la respuesta sexual.

Estos estímulos son de diversas índoles: 

táctiles: aquellas texturas que nos gusta sentir en nuestra piel,
auditivos: aquellos sonidos que nos gusta escuchar,
gustativos: aquellos sabores que nos agradan al paladar, 
visuales: aquellas imágenes que nos gusta observar, 
olfativos: aquellos olores que agradan a nuestro olfato, y 
fantaseosos: aquellas situaciones, contextos, lugares, actividades o personas con las que nos gusta fantasear.

Todos los estímulos sexuales efectivos, son producto de nuestras experiencias y de nuestros aprendizajes, tienen relación directa con nuestras vivencias (incluso los fantaseosos que no necesariamente se han llevado a la práctica) pues provienen de nuestra socialización tanto en el plano sexual explícito, como en la conversación cotidiana con amistades, o la lectura de un material educativo e ilustrativo.

La idea básica de los ESE es que sean pequeñas estimulaciones que enciendan el deseo en una persona, tal y como puede ser el olor a un incienzo, o un quemador de aromas; el olor a la piel húmeda de la otra persona; el sabor de la boca o alguna parte del cuerpo de alguien; la textura de la barba de tres días, o el mentón bien afeitado; la fantasía de hacer el amor al aire libre, etc.

Todos los estímulos sexuales efectivos, son particulares de cada quién, en una gama de variedad y cantidad tan amplios que se convierten en huellas digitales, característicos de cada persona. La gracia es darse el permiso a sí mismo de explorarse y conocerlos.








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